¿Sanar la cesárea?

El retorno a una supuesta fisiología pura y la recuperación de una esencia perdida, corrompida y desconocida a la que habría que llegar para salir de un estado de alienación para parir se vuelve para muchxs una labor titánica e imposible de lograr. Se enaltece a una supuesta mujer empoderada devenida en madre que debe buscar su esencia en la recuperación de un saber sobre su anatomía y su naturaleza. Esta es la nueva modalidad que cobra el instinto materno. Muchas veces la reivindicación del parto fisiológico y la lactancia como portadores de empoderamiento y rebelión contra un intervencionismo funesto y un sistema violento, acaba por jerarquizar cierto tipo de experiencias como mejores y necesarias para la identidad mujer-madre, reproduciéndose otro tipo de opresión que se transforma en mandato y que acaba dañando: “me preparé y mi cuerpo me falló”, “intenté hasta que no pude más”, “no estuve a la altura”, “herida primal”, “sanar la cesárea/el no haber amamantado”. La contracara de no responder a la fisiología despierta una sospecha en términos de falla, falta y frustración. Sin embargo, cesárea no es sinónimo de herida, lo que puede herir, o no, son las condiciones en las que unx sujetx la atraviesa. ¿Por qué la cesárea en todos los casos se vincula a lo indeseable e inferior? ¿Acaso no es esto lo que genera heridas? ¿No hiere tener que justificar los motivos, percibirse como “haber fallado”, “tener que sanar”? El trauma no reside en el evento, lo que cobra condición de traumático es relativo a unx sujetx en determinadas coordenadas simbólicas. No hay parto, cesárea, pecho ni mamadera que, en sí mismo, oprima. Lo que oprime es la imposibilidad de contar con condiciones, información, posibilidades, accesibilidad y margen de elección. La libertad y el poder no son inherentes a un parto sin intervención ni a una lactancia sostenida. No hay motivo para pensar que el acto individual de parir y dar la teta, de por sí, empoderen más que una cesárea o mamadera. La rebelión y el empoderamiento se vinculan a trastocar la lógica social, los sentidos hegemónicos, que siempre son culturales aunque que se pretendan objetivos, naturales y universales.

Fragmento del TIF “La encerrona del instinto materno: gestar, parir y criar entre el intervencionismo y el fisiologismo” de Josefina Cantero de LAs OTRAs CARAs, el cual tuve el inmensísimo placer de acompañar como tutora. Gracias Jose por permitirme compartir tus reflexiones, junto a la bella ilustración de Charlie Mamas Illustration.


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