La lactancia materna es mucho más que leche, es también nutrición desde el punto de vista emocional, es un baile íntimo entre dos seres, lugar de encuentros, conexión, abrazos, miradas y placer compartido. El proceso de destete es parte de la lactancia. En aquellos casos en los que el mismo no comienza por iniciativa del niño (destete natural), sino que es guiado por el adulto, es importante que sea gradual (siempre que sea posible), que prime el respeto y la sinceridad, que se consideren los tiempos y las necesidades, que se validen las emociones tanto del niño como de su madre, en cuyo caso con frecuencia serán ambivalentes. Si bien no hay fórmulas para transitar este camino, la paciencia, la perseverancia, la creatividad y la flexibilidad suelen ser grandes aliados, al igual que la palabra y la escucha. Se trata de un proceso de duelo que suele estar teñido por emociones encontradas, pero que facilita la adaptación progresiva a la nueva realidad. Esta etapa que paulatinamente va cerrándose, habilita que vayan inaugurándose otras, que se abran nuevas posibilidades tanto a nivel individual como vincular.
Aporte para el artículo «Dejar la teta: ¿una odisea o algo natural?» de Greta Kus, publicado en la Revista Rumbos (edición 677, Agosto 2016).
(*) Natalia S. Liguori
Lic. en Psicología (MN 47.600 – MP 96.341)
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