Pero al menos tenés un bebé sano: Parto traumático y salud mental materna, por Catharine McDonald

El título de este artículo es una frase que he oído muchas veces. Esta frase es una respuesta común al nacimiento complicado, decepcionante o traumático de una mujer.
¿Qué es exactamente un parto traumático? Eso está en el ojo de la mujer que ha parido. El parto traumático no puede ser definido por nadie más que por la madre; es muy real y puede conducir al Trastorno de Estrés Post-Traumático Perinatal (PTSD), similar al observable en veteranos de guerra, terroristas o sobrevivientes de abuso.
Cuando esperaba a mi hija, me inundaron con historias de partos traumáticos; Es suficiente para hacer que una mujer embarazada salga corriendo! Tres amigas mías fueron empujadas a inducciones cuestionables ese año, lo que resultó en numerosas cesáreas, procedimientos e intervenciones que no esperaban. A una de mis amigas, a la que llamamos Karen, le dijeron que necesitaba una cesárea después de 20 horas de trabajo de parto, que la prepararon para la cirugía y no se dio cuenta hasta que comenzó la cirugía que la epidural había fracasado; sentía que cómo su cuerpo estaba siendo cortado.
Rápidamente administraron anestesia general y cuando Karen despertó, se encontró en recuperación, gritando, separada de su bebé durante horas. Su intención era amamantar exclusivamente y para entonces su hijo había recibido fórmula, la primera de muchas complicaciones que soportaron. Durante meses luchó contra la depresión, las pesadillas y los flashbacks del quirógano. Luchó con la culpa y la decepción, y con sentir como si ella le hubiera fallado a su hijo. Antes de esto, Karen quería tener varios hijos pero luego de esta experiencia, no estaba segura de querer volver a concebir, temerosa de otra horrenda experiencia de parto.
A mi amiga Jill, los profesionales nunca le preguntaron si alguna vez había tenido una experiencia traumática. Jill tenía temor a las citas médicas, donde su obstetra hacía exámenes internos que le resultaban incómodos y emocionalmente dolorosos. Temía estar en un hospital, temía al parto y se sentía deprimida cuando se acercaba su fecha de parto. Después de un trabajo de parto largo y doloroso, Jill se sometió a una cesárea porque «nunca dilató». Nadie consideraba la importante conexión mente-cuerpo y todo el dolor que su mente soportaba en este momento vulnerable. Ella, al igual que Karen experimentó flashbacks. tanto de su historia de abuso sexual y como de su trabajo de parto con múltiples residentes examinándola y sintiéndose expuesta en el quirófano.
Ambas amigas experimentaron síntomas de estrés postraumático después del parto, ninguna de las dos sabía cómo catalogar su experiencia o dónde buscar ayuda.
Las madres con TEPT perinatal pueden experimentar flashbacks, insomnio, pesadillas, ansiedad, depresión y, en algunos casos, desconectarse de la realidad. Las mujeres también pueden tener complicaciones en la lactancia materna, dificultades para relacionarse con sus bebés recién nacidos y aislamiento social.
Esta Complicación Emocional Perinatal (PEC) puede ser desencadenada por una serie de factores o eventos – con antecedentes de trauma, particularmente trauma sexual, puede crear estrés traumático antes del parto, haciendo que la atención prenatal de rutina sea un estresor o un desencadenante de flashbacks, como en el caso de Jill. Detener el uso de psicofarmácos que están contraindicados para el embarazo puede exacerbar condiciones psiquiátricas pre existentes como depresión, trastorno bipolar o ansiedad. Durante el trabajo de parto y parto, un parto muy largo y agotador, o un trabajo de parto rápido y abrumador pueden ser traumáticos. Las mujeres pueden experimentar trauma debido a intervenciones no planificadas, cesáreas, sensación de impotencia, lesiones asociadas al trabajo de parto o parto, haber sentido miedo a morir – o a que muera el bebé – en el parto, complicaciones médicas, nacimientos de bebés fallecidos intraútero, o cuando el recién nacido es llevado a la UCIN (Neonatología). Habiendo sido anticipadas o no estas situaciones, cualquiera de ellas puede resultar traumática.
Dos mujeres pueden experimentar las mismas circunstancias de parto y que una se encoja de hombros ante su experiencia negativa mientras que la otra puede sentirse debilitada durante semanas e incluso meses y puede llegar a necesitar apoyo y tratamiento para hacer frente a estos sentimientos.
Muchas madres que sufren de Trastorno de Estrés Postraumático Perinatal no reconocen sus síntomas como una complicación, ni tampoco los profesionales que pueden involuntariamente minimizar o diagnosticar erróneamente sintomatología de Trastorno de Estrés Postraumático como Depresión Posparto. Las dos condiciones comparten muchos síntomas y tienen tratamientos similares, pero una madre que sufre después de un parto traumático no puede sanar sin que su trauma sea validado y procesado. Los profesionales capacitados en salud mental son claves y pueden apoyar a obstetras y parteras para ayudar a las madres en este proceso de recuperación. La comunicación entre los proveedores médicos y de salud mental puede facilitar una pronta remisión y tratamiento de calidad temprano. Existen múltiples tratamientos compatibles con la lactancia materna y muchos de ellos no contienen drogas.
El PTSD perinatal es más común de lo que uno pensaría; no se discute frecuentemente y rara vez recibe atención de los medios de comunicación. Las estadísticas varían mucho; algunos investigadores estiman que la prevalencia está entre el 7% y el 16% de las mujeres experimentan síntomas de TEPT después del parto. Compare esos números con el 10% de la población general con PTSD para poner las cosas en perspectiva. Además, hasta el 34% de las mujeres describen los nacimientos de sus hijos como traumáticos. Si un tercio de las mujeres tienen un parto traumático y casi una quinta parte de las mujeres sufren estrés postraumático, ¡nosotros como país no estamos satisfaciendo las necesidades de las nuevas mujeres madres!
El aislamiento social es un factor de riesgo para el Trastorno de Estrés Postraumático Perinatal y esa es nuestra «solución» actual: dejar a las mujeres a defenderse por sí mismas. Existe una clara necesidad de conversaciones abiertas sobre Salud Mental durante las visitas prenatales, consentimientos informados adecuados durante el trabajo de parto y el parto, y una mejor atención en Salud Mental para todas las mujeres luego del parto.
Por Catharine McDonald
Publicación en idioma original: Huffington Post
Traducción: Natalia Liguori
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