
El viernes hicimos un vivo con la pediatra Carla Orsini y recién hoy logré sentarme a transcribir algunas de las cositas de las que hablamos.
La situación epidemiológica actual canceló nuestras rutinas cotidianas de golpe: nos encontramos viviendo una situación inédita, inesperada, que por momentos pareciera parte de una ficción. Nos topamos, más que siempre, con la incertidumbre y la imprevisibilidad: vivimos sin garantías pero con la certeza de que lo que nos sostiene son los vínculos con otros. El aislamiento social preventivo obligatorio está precipitando inseguridad, angustia, miedos, frustración, preocupaciones y altos montos de ansiedad. Se trata de una cotidianeidad distinta, que nos encuentra encerrados y, dependiendo de las circunstancias, a veces incluso aglutinados. Sintiendo que perdemos marcos referenciales como suelen serlo nuestros grupos de pertenencia, nuestras actividades usuales, nuestros momentos de ocio e, incluso, nuestras actividades laborales y/o académicas. Extrañamos… compartir unos mates, encontrarnos con otros, abrazar, ser abrazados. Anhelamos la libertad, la dimensionamos más que nunca. Cuántas veces no somos conscientes de lo que tenemos, hasta que no está…
La desorganización del afuera, por falta de rutinas, por indiscriminación de tareas, tiempos y espacios, muchas veces se conjuga con la desorganización interna, que a su vez se ve exacerbada por el hiperconsumo de noticias e información, de medidas y recomendaciones, de continuidades pedagógicas y actividades online de lo más variadas. Vorágine en la que, por momentos, se hace realmente difícil detenernos. Siempre, y sobre todo ahora, es especialmente importante hacerlo. Desconectar para conectar: mirar(nos), escuchar(nos), sentir(nos), dar lugar, en lugar de obturarlo. Prestar atención al sueño, a la alimentación, a la sobreexposición; intentando no caer en imperativos incumplibles que nos dejan en continuo déficit… Regulando exigencias y expectativas, diferenciando lo importante de lo urgente, flexibilizando y considerando que estamos haciendo lo que podemos.
Deseo de corazón que podamos ser conscientes de ello, que seamos amables y pacientes, no sólo con los demás sino también con nosotros mismos. Paso a paso, día a día, con momentos mejores, y con otros más difíciles, en esta montaña rusa con caídas pronunciadas y loops pero también con partes un poco más tranquilas, que nos permiten recobrar el aliento.
Gracias de nuevo, Carla, porque fue un hermoso momento compartido de reflexión y sostén mutuo, en donde además nos encontramos dos optimistas que celebramos la solidaridad y los lazos, que compartimos la necesidad de aferrarnos a aquello que nos hace bien para sobrevivir estas semanas complejas, esperando que devenga en aprendizajes colectivos.
(*) Natalia S. Liguori
Lic. en Psicología (MN 47.600 – MP 96.341)
natiliguori@yahoo.com
https://licenciadanatalialiguori.wordpress.com