
¿Alguna vez escuchaste hablar del concepto de CONSTELACIÓN MATERNAL?
Daniel Stern lo utiliza para describir la reorganización de la vida psíquica, el cambio de las representaciones e ideas que teníamos de nosotras mismas como personas, como mujeres, como hijas y como madres. Cambia nuestra perspectiva, nuestros sentimientos, comportamientos, pensamientos, deseos, valores y prioridades.
¡Cuánto! ¿No?
Las principales preocupaciones y miedos suelen estar ligados con mantener a nuestro bebé con vida. Probablemente las primeras noches las pasaste en vela, a su lado, mirándolo dormir, no sólo porque era una imagen para atesorar sino, fundamentalmente, porque necesitabas cerciorarte de que respirara y de que no tuviera demasiado frío ni tampoco demasiado calor. Y cuando llegaron las noches en las que te animaste a dejar de mirarlo constantemente, igual sentías que dormías con un ojo abierto y el otro cerrado. Si bien los miedos vinculados con la maternidad no desaparecen por completo, afortunadamente van cediendo en su frecuencia e intensidad. Para reconciliarnos un poco con estos temores, es preciso saber que los mismos cumplen una función específica: nos mantienen atentas, facilitan la toma de recaudos necesarios para adaptar el ambiente de forma segura para nuestros bebés.
Otra de las grandes preocupaciones está centrada en su crecimiento y en su salud, en sentido amplio. ¿Mi leche será suficiente? ¿Estará ganando peso? ¿No estará durmiendo poco? ¿Estará muy pálido? ¿Muy rolludo? ¿Ya tendría que haber sonreído/balbuceado alguna vez? ¿ME QUERRÁ? ¿Le estaré brindando todo lo que necesita para crecer sano y feliz?
Los ejemplos son infinitos. Nuestra cabeza está repleta de incertidumbres que, por momentos, pueden aturdir por completo, es que realmente es toda una responsabilidad que su supervivencia, crecimiento y desarrollo integral dependan de quienes los cuidamos.
(*) Natalia S. Liguori
Lic. en Psicología (MN 47.600 – MP 96.341)
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