Normalmente no es necesario decirle a una madre qué debe hacer. Puede desmoralizarla más y sin duda alguna no le ayuda a aprender, menos aún cuando se trata de opiniones que no han sido solicitadas. Necesita sentirse relativamente segura para arriesgarse a tener dudas.
La gente que le da consejos no puede saber todos los detalles de su situación, y normalmente tampoco tendrá que vivir con las consecuencias a largo plazo de sus consejos.
Una madre necesita tiempo para adaptarse a la maternidad. Necesita confianza para experimentar y cambiar de opinión unas cuantas veces. Necesita comprobar que algunas de sus ideas funcionan, aunque otras no lo hagan.
Luego de algunos largos y solitarios períodos de inseguridad e incertidumbre, de repente descubrirá que empieza a conocer y a comprender a su bebé. Hasta entonces, el milagro será que consiga sobrevivir en un mundo dominado por «expertos y expertas».
Fragmento adaptado del libro «Lo que hacen las madres» de Naomi Stadlen.