«Cuando un niño pierde a sus padres lo llaman huérfano.
Cuando un adulto pierde a su esposo/a lo llaman viudo/a.
Sin embargo, cuando una madre/padre pierde a su hijo, no hay palabras.»
Perder a un bebé sea durante su gestación o luego de su nacimiento es una de las experiencias más duras, difíciles, dolorosas y devastadoras que puede sufrir una persona. Como afirma Jorge Montoya Carrasquilla, «en ninguna otra situación como en el duelo, el dolor producido es TOTAL: es un dolor biológico (duele el cuerpo), psicológico (duele la personalidad), social (duele la sociedad y su forma de ser), familiar (nos duele el dolor de otros) y espiritual (duele el alma). En la pérdida de un ser querido duele el pasado, el presente y especialmente el futuro. Toda la vida, en su conjunto, duele.»
Cuando se enfrenta la muerte mientras se espera la vida, el mundo se desmorona. Angustia, dolor, incredulidad, negación, enojo, ira, impotencia, desolación, desconsuelo, son algunos de los sentimientos que irrumpen brutalmente. Quien sufre una pérdida de estas dimensiones, muy lentamente irá haciendo lo posible por reconstruir su mundo poquito a poco, en pos de ir aceptando lo vivido, sabiendo que ya nada será igual. El proceso de duelo tras una pérdida es absolutamente personal, cada quien lo transita de la manera que puede y a sus propios tiempos, que necesitan ser respetados.
Es importante considerar que el duelo gestacional y neonatal tiene algunas características que lo hacen diferente a otros duelos: generalmente se trata de duelos que no son reconocidos y que son minimizados, que no sólo no están contemplados a nivel legal ni laboral, sino que además no se habla de ellos, no se prepara a los profesionales para comunicar la terrible noticia ni se orienta a los familiares sobre cómo acompañar de forma respetuosa. Se silencia el sufrimiento, aún teniendo las mejores intenciones, en tanto el dolor ajeno moviliza, conmueve, incomoda. Pero ocultando el dolor de los padres y familiares, mirando hacia otro lado, subestimando e invalidando los sentimientos, no hacemos que los mismos desaparezcan sino que se hagan más profundos debido a su incomprensión, que crezca la sensación de soledad y el aislamiento.
Escribo estos renglones para generar consciencia sobre la importancia del apoyo y el sostén emocional a quienes transitan este doloroso momento, apoyo que ayudará a mitigar el dolor en la medida en que quienes estemos a su alrededor nos mostremos disponibles y escuchemos con respeto, en tanto facilitemos (sin presionar) la expresión de sus emociones y validemos sus sentimientos, en tanto demos lugar a los mismos. Es preciso habilitar espacios en los cuales poder darle forma al dolor, para poder mirarlo de frente y, paulatinamente, ir aceptándolo y soltándolo.
Como afirman Bernard Spitz, Manu Keirse y Annemie Vandermeulen en su libro «Si pierdes un embarazo», “consolar no es conocer la respuesta. Tampoco dar todo tipo de consejos bien intencionados que pueden agotar a los padres. Mucho menos, desplazar la rabia y recetar cómo se tienen que sentir. (Después de X tiempo = X sentimientos). Consolar es escuchar con atención de tal manera que la pena en palabras y lágrimas puedan salir hacia fuera. Consolar es saber callar y con una mirada, una caricia hacer sentir señales de esperanza, seguridad y confianza. Es compartir la pena más que quitarla. (La pena nada la quita). Consolar es ATREVERSE a sentir la pena. Consolar es ayudar a los padres a vivir con las preguntas de las que no hay respuestas. Consolar es más bien escuchar cómo se siente, en lugar de decir a los padres cómo tienen que sentirse, ayudar a DAR la oportunidad a los padres para expresarse”.
(*) Natalia S. Liguori
Lic. en Psicología (MN 47.600 – MP 96.341)
natiliguori@yahoo.com
https://licenciadanatalialiguori.wordpress.com
Lecturas recomendadas:
Angels Claramunt, Mónica Álvarez, Laura G. Carrascosa, Cristina Silvente: “Las voces olvidadas. Pérdidas gestacionales tempranas”. Ed. Obstare. 2012.
Angels Claramunt, Rosa Jové, Emilio Santos, Mónica Álvarez: “La cuna vacía. El doloroso proceso de perder un embarazo”. Ed. Esfera de los libros. 2009.
Mª Jesús Blazquez: “Abrazar la muerte cuando esperas la vida”
“Manual para sobrevivir a la pérdida de un hijo” traducido por Cheli Blasco