El denominador común en los relatos de puerperios es la sensación de SOLEDAD.
En la actualidad, nuestras parejas no cuentan con licencias por paternidad y deben continuar trabajando largas horas fueras de casa. Nuestros m/padres muchas veces también trabajan, al igual que nuestras amistades.
Las mujeres madres nos sentimos muy solas, todo el día en casa con nuestros bebés. Faltan adultos a nuestro alrededor.
Pero esta soledad también suele estar directamente vinculada con la sensación de falta de comprensión, de validación, de reconocimiento y de apoyo, por más rodeadas que estemos.
Y en esta soledad, indefectiblemente nos encontramos con nosotras mismas, con nuestras luces, con nuestras sombras, con lo que aceptamos y abrazamos, con lo que renegamos y resistimos.
Cuando toda la atención se centra en el recién nacido, los cuidados, los mimos, la disponibilidad para sostenerlo… ¿Quién nos sostiene a las madres? ¿Quién nos presta un hombro y un oído? ¿Quién nos escucha sin juzgar? ¿Quién nos envuelve y aloja en sus brazos hasta que todas nuestras partecitas se reúnan y recompongan?
(*) Natalia S. Liguori
Lic. en Psicología (MN 47.600 – MP 96.341)
natiliguori@yahoo.com
https://licenciadanatalialiguori.wordpress.com