Filosofar desde la infancia

Comenzamos este recorrido preguntándonos: ¿Y SI HABITAMOS EL MUNDO DE UN MODO LÚDICO, encontrando en este un cómplice de nuestras aventuras, de nuestras exploraciones, de nuestras curiosidades? ¿Qué pasaría si habitáramos el mundo sin querer aprehenderlo, conquistarlo, manipularlo?

Mirar la infancia en nosotras es, entonces, una INVITACIÓN A SORPRENDERNOS cuando el mundo no se comporta del modo en que esperamos; es el deseo de abrir en ese acontecimiento inesperado un tiempo y un espacio para observar, para buscar, para compartir. Es la necesidad de ESTAR PRESENTES asegurando el cuidado propio y el de los demás.

La infancia es mucho más que un momento cronológico en nuestras vidas. INFANCIA ES UNA FORMA DE VIVIR LA VIDA: es atrevernos a no saber, a olvidarnos que conocemos, a habitar el mundo con toda la fuerza de la vida, de lo vital. Infanciarnos para educar es pensar que no hay un contenido para enseñar, sino que hay una disposición vital que podemos ejercitar con los chicos y las chicas para que puedan habitar la vida de manera significativa.

Queremos dejar de pensar en un “mundo de los adultos” y un “mundo de las infancias”, para PENSAR-NOS EN RELACIÓN, DESDE EL VÍNCULO. Como dice la psicóloga Natalia Liguori apostar al Vinculocentrismo , queremos que la construcción de este pensar juntos sea con todas las partes. Habitamos este laberinto de manera colectiva. Solo que muchas veces, como adultas, nos hemos olvidado cómo jugar. Ellos y ellas, las infancias, son nuestro recordatorio.

💬 Fragmentos del libro “Filosofar desde la infancia” de Florencia Sichel, Mayra Muñoz y Ursula Pose


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