En los primeros meses las visitas de café y regalitos para el bebé duran una hora y luego quedan 23 por delante en las que tenés que intentar dar la teta, curar pezones agrietados, sacarte leche, cambiar pañales, limpiar vómitos, calmar cólicos, descifrar cientos de llantos imposibles, sostener la vigilia tras días y noches sin sueño, lidiar con tus propios vaivenes emocionales mientras tu pareja (si es que hay) trabaja y a lo sumo aparece alguien que, en el mejor de los casos, se ilumina para ofrecer ayuda con la comida o la limpieza de la casa. Y entonces te descubrís desgreñada y fuera de plano, tan lejos del centro del mundo que eras vos misma hasta hace unos meses. Sola.
Argentina es uno de los países más urbanizados del mundo (por encima de la media de Europa y Estados Unidos) y el segundo más urbanizado de América Latina. La soledad de la metrópolis se hace patente en datos tan cotidianos como desoladores: el 69% de los hogares de la Ciudad de Buenos Aires no recibe ningún tipo de ayuda externa, ni para las tareas domésticas ni para el cuidado de niños pequeños. De ahí que las puérperas, o incluso las madres con hijos chiquitos, aisladas en el ritmo alocado de la sociedad capitalista, busquemos reflotar la antigua idea de tribu.
La paradoja es que hay madres que, como yo, llegaron a estas tribus en busca de contención y chocaron contra pautas cerradas de maternaje que no dejaban lugar a la disidencia. ¿Qué hace que un modelo alternativo se transforme, finalmente, en dogma? ¿En que punto la cofradía buscada se nos vuelve en contra y nos ubica, a quienes no podemos o queremos responder a sus pautas, en un lugar tan incómodo? Leila Abdala escribe que lo que aquí opera es la socialización de las “buenas prácticas maternales” una especie de pedagogía maternal que se da mediante recomendaciones. La dinámica es más o menos así: primero se enuncian los beneficios, luego se aclara que no son prescripciones normativas, sino que se pueden tomar “si se quiere o si se siente” para, finalmente, advertir sobre los riesgos o peligros de no llevar adelante estos consejos: desde cuestiones orgánicas hasta traumas psicológicos infantiles.
💬 Fragmentos del libro «Desmadres» de Violeta Gorodischer