En torno de la madre se construyó toda una mística. Repentinamente se descubrió que se la podía responsabilizar de todo, o de casi todo. En todos los expedientes de niñxs difíciles, en todos los casos de adultxs neuróticxs, psicópatas, esquizofrénicxs, personas con ideación suicida, alcohólicxs, homosexuales, hombres impotentes, mujeres frígidas o atormentadas, en lxs asmáticxs y en lxs ulcerosxs, siempre encontrábamos a la madre. Siempre había en los orígenes una mujer desdichada, insatisfecha… una esposa exigente que perseguía a su marido, una madre dominante, asfixiante o indiferente.
Betty Friedan por Elisabeth Badinter en «¿Existe el amor maternal?»